viernes, 23 de marzo de 2012

Soluciones de forma para problemas de fondo


Para cada problema existen diversas soluciones, casi todas consisten en identificar el problema, tomar acciones al respecto y tener la agudeza sensorial para evaluar y modificar las acciones dependiendo de si las mismas nos acercan o alejan del objetivo que nos proponemos.

Pues al parecer, el comandante-presidente no se ha percatado de la existencia de esta formula, ya que cada vez que se enfrenta a alguna crisis bien sea por ingenuidad o por sacarle provecho político inmediato, no hace otra cosa sino crear alguna institución llámese ministerio, misión etc. Que se encargue de aplicar paliativos superficiales.

Para muestra un botón, hoy al cumplirse un año de la huelga de hambre de los estudiantes de todo el país, por la reivindicaciones de toda la comunidad universitaria, nos encontramos con casi la misma situación de hace un año y así, solo hace falta repasar varias situaciones “problemas” del pasado reciente por ejemplo; a raíz los problemas eléctricos del año pasado se resolvió nombrar un Ministerio de el Poder popular para la Energía Eléctrica, acción la cual no resolvió los problemas de suministro eléctrico, sino que al contrario impulso la imposición de multas a los usuarios.

Así mismo cuando estalla una vergonzosa lucha en los penales entre las fuerzas de orden publico y los presidiarios, se crea el Ministerio del Poder Popular para Asuntos Penitenciarios que también viene tomando decisiones que lejos de solucionar la crisis penitenciaria, han agudizado aun más los conflictos en todo el sistema carcelario.

De igual forma ha ocurrido con diversas situaciones como por ejemplo tratar de resolver el déficit habitacional a través del otorgamiento de casas por la Misión Vivienda Venezuela, acción que solo ataca el síntoma del problema habitacional de nuestro país, mas no la verdadera causa.

Y no solo es que este gobierno pretenda, que los problemas se puedan resolver creando instituciones, sin revisar si quiera, si de verdad estas acciones nos están acercando o alejando de la situación objetivo, es también entender que con el simple hecho de rotar, cambiar, jubilar a los encargados de dirigir estos organismos, no se esta haciendo una verdadera transformación de la institución (por ejemplo el caso del CICP-Zulia).

Ante este tipo de acontecimientos y en vísperas de una campaña presidencial que promete estar colmada de este tipo de estrategias, que solo busca generar y jugar con las expectativas. No queda mucho más que esperar el creciente despertar del propio pueblo que creyó en su momento y que ya poco a poco esta perdiendo la esperanza en la revolución chavista, al descubrir día a día la magnitud y extensión del engaño.

Se acerca el momento en el que el pueblo manifieste su descontento y que con la misma fuerza que años atrás se le entrego a esta corrompida y agonizante revolución, le de paso a la Juventud y al Progreso.

José Leonardo Caldera

Estudiante de Ciencia Política

martes, 13 de marzo de 2012

La Matrix Venezolana


En algún momento de nuestra vida, llegamos a un punto, donde nos hacemos una determinada pregunta ¿Como sabemos si la realidad, es como nosotros la percibimos? Ante esta interrogante hay muchos tipos de respuesta, pero indiferentemente de cual sea la que tú elijas, siempre vamos a conseguirnos que por lo general, es el proceso de sociabilización e interacción con nuestro entorno, lo que determina la percepción con la cual a la larga definimos nuestra “realidad”


Así pues que a medida que vamos creciendo, nuestra conciencia se va alimentando de nuestras experiencias y conceptos, de esta manera se forman nuestros criterios.


Ahora bien, solo hace falta observar durante diez minutos el canal del “Estado” para caer en cuenta que este gobierno, pretende vendernos una realidad paralela al mejor estilo de las películas de ciencia ficción Matrix, donde se nos quiere persuadir mostrando un país, cuyo único problema es defenderse de una supuesta invasión yankee, que solo ellos se creen.


Donde cada vez que pueden, se jactan de haber alcanzado una supuesta “soberanía alimentaria y financiera” cosa que, en las circunstancias actuales no existe, ya que solo hemos cambiado el nombre de los países a los cuales les importamos los alimentos y pasamos de tener deudas con el Banco Mundial, a hipotecarnos el futuro con China.


No hace falta hacer mayor mención de la conmoción que puede causar, el estar viviendo dentro de ese mundo paralelo de fantasía y al salir a la calle, estrellarse con la incomoda situación actual de Venezuela, al darnos cuenta, que en la calle la vida no vale nada, que la impunidad y la delincuencia no son inventos de la oligarquía, que es una “realidad”, producto de la incapacidad por parte de los gobernantes de generar, políticas públicas eficientes, orientadas a la solución de estos problemas que nos afectan a todos por igual.


Y es que al parecer este régimen, ha asumido como máxima la frase de Adolf Hitler “Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña”. Ya que es precisamente, en los puntos donde los indicadores de gestión muestran mayor descontento, donde hacen mayor alarde de su “gestión”.


La realidad es la existencia verdadera y efectiva de las cosas, comprendiendo todo lo existente en oposición a lo imaginario, La realidad es lo que nos encontramos cada día allí fuera, la podemos negar si queremos, pero siempre estará presente en nuestra interacción con el resto de la sociedad. Sin embargo es algo que podemos ir transformando en nuestro día a día, el 7 de octubre tendremos la oportunidad de elegir la realidad social que queremos para los próximos años, no la desaprovechemos.

José Leonardo Caldera

Estudiante de Ciencia Política

viernes, 2 de marzo de 2012

Tolerancia en tiempo de descalificación


A lo largo de mi vida, he sido testigo de cómo familias se envuelven en unas acaloradas discusiones sobre política, llegando a un punto tal, que en determinado momento, se pierde todo tipo de respeto y comienza el derroche de ofensas e improperios personales, que nada tienen que ver con el tema que se estaba conversando al principio, no obstante a esto, también he percibido que a medida que pasa el tiempo no volvemos mas intransigentes ante ciertas opiniones (no solo políticas) que difieren de nuestra concepción de lo normalmente aceptable.


Mientras que al mismo tiempo y con respecto a muchos problemas sociales nos mostramos misteriosamente sumisos, ya que años atrás era inaceptable el permitirse si quiera la idea de que: el servicio de agua potable llegase solo 3 veces por semana a sectores consolidados, imaginarse a los venezolanos haciendo colas para poder comprar comida, el razonamiento del servicio eléctrico, tener que invadir terrenos porque ni los materiales para la construcción de viviendas dignas se encuentran etc.


Ante lo cual sale a flote mi interrogante, ¿como es posible que un gobierno logre desviar la atención de los problemas básicos de las comunidades?, y a partir de la creación de un discurso incongruente, al mejor estilo de la película matrix y su realidad paralela, pretenda justificar sus fallas cargándoselas a los 40 años de gobierno anterior, a las intenciones de invasión del imperio, al saboteo de las oligarquías y los medios de comunicación etc.


No obstante hay que reconocer que en cierto sentido han logrado su cometido, impedir que muchos venezolanos se den cuenta del deterioro de su calidad de vida, piensen que todo marcha bien, que en realidad somos un país mas independiente y adjudicarle todas las responsabilidades de lo malo que nos ocurre a terceros.


Con el pasar de los años hemos adaptado nuestra percepción de lo “normal” o de lo “correcto” a un conjunto de situaciones que años atrás nos parecían absurdas. Cada día asimismo con mayor normalidad, el enterarnos que alguien fue asesinado por resistirse al robo de su teléfono, dinero, moto. Y no conforme a eso muchas veces se pretende culpar a las victimas de estos hechos, nunca falta el imprudente que haga el comentario de porque salió de noche, que hacia en esa zona, porque no entrego todo, etc. Es por esto, que los que verdaderamente creemos en el progreso debemos hacer despertar la conciencia de todos.


No es posible que sigamos permitiendo que se nos intente manipular o persuadir de los problemas que realmente nos afectan queriéndonos envolver en discusiones inútiles, o descalificaciones personales, cuando se cae en este tipo de estrategias es porque no se tiene argumentos validos para justificar su discurso.


Es momento de dejar a un lado cualquier tipo de prejuicio que nos desvié de la lucha y por una mejor calidad de vida para todos los venezolanos.

José Leonardo Caldera

Estudiante de Ciencia Política